Entre tantas conversaciones
me enteré de esta increíble historia, un hecho que sólo se da en un territorio
tan alejado y solitario como el altiplano, un lugar donde sólo los humildes
trabajadores de la tierra pueden llegar a ser testigos de increíbles
acontecimientos.
Un arriero junto a su pequeño
hijo de unos 8 ó 9 años dejaron en una planicie a sus animales, para que
descansaran y se alimentaran, mientras ellos subían a un alto a comer,
descansar y dormir.
Pasado unas horas el pequeño
le avisa a su padre que algo nuevo hay en la planicie, junto a los animales,
los dos miraban asombrados, era lo que en la actualidad conocemos como un
platillo volador, un ovni, una nave desconocida para estas humildes personas,
lo más espectacular es que de la nave surgieron personas y caminaron entre los
animales.
Instintivamente el niño dio
un paso para bajar y hacer contacto con estos seres, inmediatamente el adulto
lo tomó por el hombro llamándole la atención – ¡¿Estás loco?! Son los gentiles, si te ven te llevarán
con ellos –
Los seres subieron a la nave
y se fueron. Sólo queda esta historia que les acabo de narrar.
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